La tendinitis de rodilla es una de las lesiones más frecuentes que se producen, especialmente entre las personas que practican deporte. Esta lesión se da al producirse la inflamación de uno o varios de los tendones que se insertan en los componentes de la articulación, debido a una irritación, sobrecarga, traumatismo o como efecto de algunas enfermedades como puede ser la artritis reumatoide. Esta inflamación acompañada de dolor es la forma en la que el cuerpo intenta reparar los pequeños desgarros que se han producido en la zona articular. Este dolor puede manifestarse inicialmente cuando se practican actividades deportivas que incluyen un sobresfuerzo de la articulación, o tras la realización de éstas, para posteriormente, interferir produciendo dificultad en actividades cotidianas como son el subir o bajar escaleras. Si no se trata ni siguen las recomendaciones de los profesionales sanitarios para su recuperación, puede finalmente desencadenar en una tendinopatía.
¿ Qué factores de riesgo existen?
Como hemos comentado en el párrafo anterior, el diagnóstico de ciertas enfermedades que tienen efectos a nivel de las articulaciones o traumatismos, junto con el envejecimiento, pueden hacernos vulnerables ante este tipo de lesión.
En referencia a las actividades deportivas, aquellas que implican acciones como correr y saltar son las que más aumentan la vulnerabilidad . Otro tipo de actividades físicas que no implican saltos, pero sí alto grado de intensidad o el aumento de la frecuencia de su práctica pueden suponer riesgos de desarrollar tendinitis.
La sobrecarga de la musculatura de la zona superior de las piernas ( cuádriceps e isquiotibiales) que se insertan a la rodilla, pueden exponer a la articulación a un exceso de tensión, derivando finalmente en esta lesión si no se relaja y estiran las zonas implicadas.
Por último, desequilibrios musculares producto de trabajar/ tonificar más ciertos músculos que otros de las piernas, o el uso de calzado inadecuado para realizar actividades deportivas pueden llevar a la realización de movimientos o compensaciones que expongan a la articulación a un sobreesfuerzo.
¿ Cómo podemos prevenirlo?
El dolor es la señal que nos manda nuestro cuerpo de que algo no va bien, y necesita que paremos. Continuar con la actividad o acción que sobrecarga la articulación con la presencia de dolor sólo puede empeorar el estado de la zona afectada por la lesión. A la señal de dolor es conveniente parar, reposar y aplicar hielo/ frío local, así como evitar las actividades que pongan en tensión el tendón.
Uno de los factores de riesgo de los que hemos hablado es la sobrecarga de los músculos de la zona superior de la pierna. Calentar/ estirar esta musculatura si practicas ejercicio y/ o trabajar las zonas descompensadas puede ser de gran utilidad, así como asegurarte consultando con instructores o profesionales del deporte de que las posturas que se están adoptando para realizarlo son las correctas.