¿Qué conoces de la Rotura Fibrilar?
Ciertos factores como son el grado de fatiga que soporta una zona muscular, desequilibrios dietéticos, condiciones ambientales adversas, ejercicios de estiramientos o calentamiento que no se realizan de forma correcta o la práctica de actividades deportivas sin preparación gradual pueden aumentar la vulnerabilidad de una persona a la aparición de una rotura fibrilar.
Cuando esta lesión se da, pueden afectarse sólo unas cuantas fibras o aparecer una rotura de la estructura muscular en su totalidad. Es por ello que podemos identificar una jerarquía de cuatro grados en función de la gravedad y extensión de este tipo de lesión, como es la siguiente:
Rotura de Grado I: Son pocas fibras las que presentan desgarro, y en caso de que haya hematoma intramuscular, su tamaño es inferior a 1 cm.
Rotura de Grado II: El desgarro presentado es inferior a un tercio del músculo, y el tamaño del hematoma es menor a 3 cms.
Rotura de Grado III: Más de un tercio de la superficie total del músculo se encuentra desgarrada, y está presente edema extenso.
Rotura Grado IV: Este grado supone la rotura total de la estructura muscular. El hematoma presentado es de gran tamaño, y existe pérdida de funcionalidad.
¿ Por qué es importante la presencia de hematoma?
Principalmente porque es un indicador de la gravedad de la lesión, que necesita de un seguimiento y control para evitar adherencias y además de la necesidad de pruebas diagnósticas para determinarlo.
¿ Cómo aborda la fisioterapia este tipo de lesión?
Por lo general, se procede a realizar un tratamiento dividido en tres fases de seguimiento, una inicial denominada inflamatoria o destructiva, una intermedia , reparadora o reconstructiva, y una fase final de remodelación. El tratamiento de este tipo de lesión puede tener carácter preventivo ( cuando el trabajo muscular al que se somete la zona es extenso o existen antecedentes de rotura anterior en la zona) y tratamiento postlesión.
Como suele suceder en cualquier tipo de tratamiento en fisioterapia, el estado físico previo y el seguimiento de las recomendaciones del profesional sanitario son claves durante la evoluación del tratamiento y recuperación de la zona.