El tabú que socialmente suponía la palabra cáncer en la sociedad se ha ido reduciendo con el paso del tiempo y la intervención de distintos tipos de profesionales intentando hacer más comprensible el funcionamiento, tratamiento y vivencia de la experiencia que supone atravesar este tipo de enfermedad tanto en primera persona como dentro del círculo cercano.
Sin embargo, aún queda bastante por avanzar no sólo en el ámbito médico, sino en cuanto a la calidad de vida y funcionalidad de las personas en este periodo. Porque el tiempo que pasa entre consulta y consulta, tratamientos y dosis … sigue siendo vida. Muchas personas desconocen que con sesiones de fisioterapia pueden mejorar tanto síntomas de la enfermedad en sí como efectos provocados por el tratamiento o intervenciones, y dejan pasar de largo consultar a profesionales que pueden ayudarle a aliviar molestias como el linfedema, la recuperación de coordinación o incontinencia urinaria, y hacer más llevadero el esfuerzo que realizan en el día a día para superar la enfermedad faciitando su paso por el proceso.
Con la llegada del fin de semana son muchos los que aprovechan la posibilidad de pasar más tiempo en casa para realizar las tareas domésticas que no les son posible realizar en el transcurso de la semana. En ocasiones nos quejamos de molestias en la espalda o articulaciones sin identificar a qué se deben, fundamentándonos en que no se ha realizado ninguna actividad fuera de lo cotidiano. Y es en eso mismo, lo cotidiano en lo que a veces adoptamos posturas o realizamos esfuerzos que hacen que se resientan estas zonas del cuerpo.
Es inevitable la realización de las tareas domésticas, sin embargo, el hecho de tener en cuenta pequeñas consideraciones acerca de la forma en la que se llevan a cabo pueden servirnos como prevención ante la aparición de molestias o lesiones, especialmente si se trata de zonas vulnerables que con anterioridad nos han causado malestar. Es por ello que hemos reunido algunas consideraciones sobre higiene postural favorables para al realización de las tareas generales en casa, que aunque pueden parecer numerosas cuando se convierten en hábito pasan desapercibidas. Algunas de ellas son las siguientes:
Uso de escoba y fregona: La longitud del instrumento que empleemos ( ya sea fregona o escoba) ha de ser lo bastante grande como para que alcancemos el suelo sin necesidad de inclinarnos, pudiendo sujetarlo entre la altura del pecho y la cadera. Ha de posicionar este lo más cerca posible de los pies, llevando a cabo el movimiento sólo con los brazos, sin seguirlo con la cintura o resto del cuerpo.
Fregar los platos: La altura a la que ha de posicionarse el fregadero es la del ombligo, de forma que se posibilite apoyar los codos en ángulo de 90\ y a la vez mantener la columna en posición recta. Es conveniente en la medida de lo posible, que se emplee un reposapiés y se vayan alternando los pies. Cuando traslade los platos de una zona a otra asegúrese de usar solamente los brazos para ello, y no desplazar el resto del cuerpo.
Limpieza de Cristales y paneles:Durante la limpieza de este tipo de elementos asegurese de posicionarse adelantando el pie de la misma zona en la que realiza la acción, es decir, si va a limpiar con la mano derecha, adelantar e pie derecho mientras que coloca detrás el izquierdo, apoyando a su vez la mano de este mismo lado mientras limpia con la derecha.
Cargar peso/ traslados: Para el transporte de pesos es recomendable no elevarlos por encima de la altura del pecho, flexionando los codos y acercándolo al cuerpo. En la medida de lo posible, evite las cargas frontales, pero dado el caso lo recomendable es flexionar las rodillas y mantener la columna inclinada hacia atrás mientras se realiza la acción.
Planchado de ropa: En primer lugar es necesario asegurarse que la tabla o superficie donde vamos a planchar se sitúa a la altura de nuestro ombligo o un poco superior a éste. .Si se encuentra de pie, mantenga uno de ellos posicionado en un reposapiés, y vaya alternándolo conforme transcurra el tiempo del planchado. Dado el caso de que necesite aplicar fuerza sobre la superficie del planchado, recuerde usar el brazo y no su peso ésta.
Cocinar: Lo más recomendable es posicionar aquellos útiles de cocina más pesados en las estanterías o armarios que se encuentran entre la altura de la cadera y el pecho, reservando espacios a ras del suelo para elementos menos pesados o de menor frecuencia de uso. En el caso de tener que usar los niveles inferiores, más cercanos al nivel del suelo son posibles varias opciones. En el caso de no tener que realizar la acción durante un tiempo prolongado, pueden flexionarse las rodillas posicionándose de cuclillas manteniendo cierta separación entre los pies. Otra opción, si se va a mantener la acción de forma prolongada o realizando una búsqueda, es arrodillarse sobre los talones y apoyarse con una mano en la encimera. En el caso de que el peso a levantar sea muy elevado se recomienda posicionar lo en el suelo y realizar una carga de tipo diagonal.
Estar de pie:En ocasiones la tarea doméstica en cuestión requiere de mantenerse de pie durante un periodo prolongado de tiempo, ante ello lo recomendable es mantener una postura que no nos obligue a agacharnos o encorvarnos si necesitamos usar los brazos, evitar zapatos de tacón y posicionar los pies alternándolos en un reposapiés.
Es importante recordar que las tareas de casa, aunque rutinarias, también suponen un esfuerzo. Iniciar o consultar un tratamiento de fisioterapia es el primer paso ante las molestias, pero tanto la actitud ante el mismo como la realización de los ejercicios recomendados por el profesional como la evitación de sobreesfuerzos son esenciales para la evolución y prevención de futuras molestias.
Recientemente en un informe del Foro Económico Mundial se ha publicado que España es el séptimo país más longevo del mundo, viviendo los españoles una media de 82,4 años.
Con el transcurso de los años, la visión generalizada sobre la etapa de la vejez como un periodo estático y de degeneración ha ido en decremento instaurándose en la sociedad un enfoque relacionado con el envejecimiento más positivo y activo. Esto a su vez se ha traducido en el hecho de que el conocimiento que se posee acerca de los hábitos saludables que más favorecen en esta etapa y de la prevención de enfermedades asociadas a ella también ha ido en aumento en los últimos periodos, pero aún existe cierto desconocimiento acerca de cómo puede beneficiar algunas áreas como la fisioterapia en algunos aspectos aplicables a las personas mayores.
Algunos pueden plantearse que a esas alturas de la vida nada puede parar el envejecimiento, olvidando caer en la cuenta que envejecemos desde el mismo momento en el que nacemos, y que no se trata de paralizar un proceso biológico, sino de mantener o incrementar la calidad de vida diaria y desarrollo funcional que posee la persona día a día, el envejecimiento no es más que un proceso natural. Llegados a este punto, ¿ En qué puede ayudar la fisioterapia?
La adecuada intervención del profesional de la fisioterapia puede ayudar en diversas áreas. Una de las más aplicadas tiene como objetivo la de prevenir caídas en el futuro, a través de ejercicios para el adiestramiento del equilibrio y reacciones posturales, así como para el entrenamiento de la resistencia de los músculos y la capacidad aeróbica. También en casos donde previamente ha habido una lesión, como medida preventiva para mantener la calidad de vida con el paso del tiempo. La intervención del fisioterapeuta es también de ayuda , aunque de un modo más indirecto,en casos donde se necesita facilitar las transferencias y asesorar a su vez a los cuidadores en situación de personas dependientes en el entorno familiar/ laboral, a su vez también presente con usuarios que requieren de entrenamiento para mejorar aspectos como la deglución oral o la capacidad de respirar.
La capacidad cognitiva también puede verse beneficiada indirectamente con la realización de actividad física y ejercicios, ya que estos hábitos influyen en el sistema cerebrovascular, por lo que el deterioro en este nivel , puede verse ralentizado en los casos en los que se vincule a trastornos del sistema circulatorio. En aquellos casos donde se dan circunstancias previas de discapacidad intelectual, es recomendable continuar con el tratamiento de fisioterapia previamente establecido en otras etapas.
¿ Qué tipo de ejercicios se recomiendan en esta franja de edad desde la fisioterapia?
La actividad física es variable en función de las limitaciones y forma física previa que presente la persona, al igual que ocurre en otros periodos vitales, sin embargo lo que generalmente se recomiendan son actividades de bajo impacto. Bajo esta categoría se recogen una serie de acciones como el pedaleo, natación o baile que presentan una baja incidencia de lesiones en comparación con otras que requieren de trotar, correr o saltar que se engloban bajo la denominación de alto impacto. El principal objetivo que se persigue en esta etapa con la realización de actividad física es fortalecer la masa muscular, equilibrio y masa ósea relacionados con las caídas. Además de emplear el entrenamiento para mejorar la resistencia muscular contribuyendo a reducir el riesgo de fracturas por osteoporosis, ya que mejora con ello la masa ósea.
¿ Ante que enfermedades comúnmente asociadas a la edad pueden ser beneficiosas sesiones de fisioterapia?
El repertorio de situaciones médicas que pueden obtener beneficios del tratamiento con fisioterapia es bastante variado, pero entre las más comunes se encuentran el ictus, daños neurológicos consecuencia de intervenciones quirúrgicas o traumatismos, patologías que implican trastornos del movimiento en su sintomatología como es el Parkinson, patologías osteoarticulares (artritis, artrosis, osteoporosis), rehabilitación tras fracturas óseas o cuadros de demencia. Independientemente del tipo de sintomatología que se presente, cuando se plantea la posibilidad de realizar un tratamiento con fisioterapia es clave consultar a un profesional de confianza colegiado y realizar un seguimiento continuado a las recomendaciones de éste.
El bruxismo se trata de un fenómeno bastante común en la población y aunque cuyo desconocimiento parece ir en decremento en los últimos años, los distintos subtipos y posibilidades de tratamiento siguen siendo desconocidos para la mayoría de la gente. Este fenómeno consiste en la acción de apretar, rechinar y/o frotar los dientes de forma continuada, derivando esto en diversas molestias, como son dolores agudos de los músculos y hombros, cervicalgia , molestias en los oídos y dolor en la articulación de la mandíbula (ATM) , además de problemas dentales . A su vez, cabe la posibilidad de desarrollar una disminución de la apertura bucal y fatiga muscular de la zona.
La presencia de estos síntomas puede variar en función del subtipo de bruxismo que se dé, entre los que podemos distinguir :
Bruxismo diurno: Suele producirse en periodos en los que se está realizando una actividad que requiere de concentración. Aunque su inicio es inconsciente, la persona se da cuenta que está apretando los dientes.
Bruxismo nocturno: Se da durante el sueño y es totalmente inconsciente, ya que la persona no se percata en el momento de que este se está dando. Al finalizar la noche, es posible que la persona se pueda levantar con la sensación de cansancio/ dolor de cabeza o incluso presente contracturas.
Bruxismo céntrico o de apretamiento: Se produce cuando la articulación de la mandíbula se somete a una tensión excesiva produciendo una contractura que se manifiesta con molestia y dolor. A nivel dental puede no presentar tanto deterioro como otros subtipos.
Bruxismo excéntrico o de frotamiento: En lo muscular la manifestación es menor ya que se van alternando periodos de contracción-relajación, en lo dental el deterioro es considerable al rechinar estos.
Bruxismo diurno y nocturno: Puede tener lugar en cualquier momento del día, siendo el subtipo que por lo general más problemas ocasiona, cronificándose las lesiones que se derivan de ello.
¿ Qué profesionales pueden ayudarme ?
La intervención sobre este problema es multidisciplinar, ya que diversos profesionales pueden incidir sobre él interviniendo desde diferentes áreas. Por una parte, el odontólogo será el encargado de identificar las lesiones dentales o bucales, así como de prescribir el uso de lo que se conoce como férula de descarga. Este elemento tiene la función de proteger las piezas dentales, especialmente en aquellos casos donde la persona rechina los dientes. Por otra parte, la labor del fisioterapeuta se centra en aliviar el dolor corrigiendo la postura y movimiento de la mandíbula, con el objetivo de prevenir que la articulación se desgaste prematuramente y que a su vez se alivie la tensión y espasmo muscular al que se expone la zona. A su vez, contribuyendo a la relajación de zonas musculares adyacentes que pudieran verse influenciadas.
Por último, debido a que el bruxismo suele aparecer vinculado a situaciones o periodos de estrés y/o ansiedad, la asistencia por parte de un psicólogo ayuda a gestionar, identificar los conflictos y mejorar las habilidades que la persona posee para manejar los factores que están contribuyendo a que se mantenga esta situación nociva para la salud, lo cual puede verse traducido en una reducción de la aparición del problema y por tanto, de los daños derivados de él.
A menudo por experiencia propia o dentro de nuestro círculo cercano escuchamos que alguien padece hernia discal, pero ¿Conoces realmente en qué consiste esta patología tan común y su diferencia con la protusión discal? Primero es esencial conocer qué estructuras están implicadas en ambos procesos.
El disco vertebral es una estructura la cual hallamos entre dos vértebras, cuya función es la de distribuir cargas para proteger las apófisis articulares de la vértebra en la zona posterior. Los elementos que componen el disco vertebral son los siguientes:
– Núcleo pulposo: Delimitado por tractos fibrosos, posee una composición mayoritariamente de agua (88%) y un aspecto gelatinoso.
-Anillo fibroso: Formado por tejido cartilaginoso y colágeno dispuesto en fibras concéntricas que evitan que la sustancia del núcleo pulposo salga.
–Platillo vertebral: Supone el límite somático vertebral. Consta de estratos de cartílago.
Cuando el disco vertebral se expone a tensiones mantenidas en el tiempo o de forma repetitiva puede darse la degeneración del anillo fibroso que protege al núcleo pulposo. Cuando esto sucede, las estructuras se deshidratan y se dan pequeños desgarros que se traducen en dolor de espalda.
Aparecerá una deformación de las fibras si la exposición a las tensiones es reiterada, y por tanto se perderá la vascularización de éstas, necesaria para regenerarse.
Entonces, ¿ Cuál es la diferencia entre la protusión y la hernia discal?
En el caso de la protusión las fibras dispuestas más internamente en el disco son las que han sufrido la ruptura, y a través de esta fisura se ha producido un desplazamiento del núcleo pulposo. El dolor que se produce en este caso se debe a que el ligamento común vertebral posterior se halla comprimido. Es bastante común que la protusión discal, especialmente si se continúa la exposición a las tensiones, suponga la transición previa hacia una hernia.
Hablamos de hernia discal cuando parte del núcleo termina por ser expulsado fuera del anillo y estructuras del sistema nervioso quedan comprimidas provocando dolor. Existen distintos tipos de hernias, y el tamaño de las mismas no tiene porque correlacionar con la sintomatología de la persona que la padece.
¿ Son todas las hernias iguales?
Como se suele decir, cada persona es un mundo, y aunque puedan etiquetarse comúnmente bajo el mismo diagnóstico, tanto la sintomatología como la forma en la que se gestiona el dolor producido varía de una persona a otra, por ello es importante conocer los distintos tipos de hernias discales que se pueden dar y las consideraciones asociadas a ellas. Los tipos de hernias que podemos encontrar son los siguientes:
Hernias en función de la orientación:
Medial: Desarrollo de lumbalgia simple.
Posterolateral : Es el tipo que se da con mayor frecuencia. Cursa con mayor dolor lumbar que de miembro inferior, dolor al inclinarse la persona de forma contralateral.
Foraminal: Producidas en el agujero de conjunción. Se manifiesta con un dolor mayoritariamente en los miembros inferiores que en la zona lumbar de la espalda.
Extraforaminal: Presenta dolor ante cualquier movimiento que pueda implicar compresión.
Hernias subligamentarias: En ellas el nervio se encuentra irritado y se da dolor en la zona lumbar. La persona se ve más limitada a nivel funcional. Este tipo de hernia puede ser simple o migrada.
Hernias transligamentarias excluidas: El nervio no se encuentra comprimido pero sí existen síntomas radiculares ( dolor de la raíz del nervio).
Hernia extruída: Existe desgarramiento del ligamento común vertebral posterior. En ocasiones los pacientes se recuperan de este tipo de hernia sin que se produzca modificación del estado de la misma.
– Secuestrada: En este tipo de hernia el grado de dolor lumbar suele ser mayor, acompañarse también de esta misma sensación en los miembros inferiores y darse alteración del control vesical. Es debida a que el ligamento y el anillo se hayan rotos.
¿ Qué factores pueden aumentar el riesgo de padecer una hernia discal?
Algunos de los factores que intervienen en el incremento de este riesgo son los siguientes:
Aumentos de peso o la condición física de obesidad suponen un riesgo añadido a desarrollar este tipo de padecimiento, ya que la presión a la que se exponen los discos intervertebrales se incrementa a medida que el cuerpo soporta mayor peso.
Desgaste de los discos debido a la edad, siendo la franja vital entre los 30 y 50 años cuando se producen la mayoría de los casos.
Ciertos puestos de trabajo cuyo desempeño de funciones se relaciona con tareas que implican la torsión, empuje o levantamiento de objetos o requieren de tareas repetitivas.
Reducida actividad física puede aumentar el riesgo debido a que las personas que físicamente no suelen ser activas poseen un umbral de soporte menor ante demandas físicas que se puedan dar en tareas cotidianas.
Una vez que tengo el diagnóstico, ¿ A qué tipo de tratamiento puedo recurrir?
Tanto el diagnóstico como el tratamiento han de ser valorados y requieren de un seguimiento por parte de profesionales cualificados en materia de salud por ello no sólo es importante las medidas a adoptar sino también por parte de quién se realizan.
Por lo general, se suele dar una relación inversamente proporcional entre la calidad de vida y el dolor tras la realización de un correcto tratamiento, es decir mientras que la primera de ellas aumenta permitiendo a la persona mejorar su funcionamiento cotidiano, el dolor se ve reducido. Las medidas de tratamiento que derivan en ello pueden incluir masajes, relajación progresiva, terapias cognitivo-conductuales, y con mayor frecuencia estiramientos y ejercicios que potencian la musculatura intervertebral ( principal zona implicada en la dolencia).
En ocasiones el proceso de rehabilitación requiere de apoyo analgésico, por lo que es necesario consultar a los profesionales de este área y evitar seguir el asesoramiento cotidiano.
Cuando el dolor no remite y aparecen alteraciones de tipo neurológico la cirugía es una opción, especialmente si se le añade la circunstancia de que otros tratamientos anteriores no han dado resultado.
¿ Qué puedo hacer si tengo dolor de espalda?
Algunas de las pautas que se recomiendan cuando existe dolor en la espalda baja son las siguientes:
Evitar en la medida de los posible, largos periodos de posicionarse sentado adoptando inactivamente la misma postura.
Evitar sillones o sillas blandos o con excesiva profundidad, atendiendo a esto mismo en el caso de los colchones.
Adoptar el hábito de flexionar las piernas al agacharse en lugar de doblar la espalda.
Evitar inclinar el cuerpo cuando necesite levantar algún peso, flexionando en su lugar, las piernas al realizar esta acción..
Evitar sobrepasar la altura de su pecho cuando necesite alzar un peso.
Si presenta molestias en la zona de la espalda pueden ayudarle las indicaciones que se aportan a continuación:
Al adoptar la postura de sentado, cuidar que las rodillas se posicionen a la altura de las caderas.
Cambiar de posición de forma frecuente, estirar y levantarse ante periodos prolongados de tiempo sentado.
Hacer uso de un colchón firme y duro, cuidando el tiempo que lleva haciendo uso de éste y si conserva sus propiedades.
Ajustar correctamente durante la conducción los asientos y otros elementos para evitar hacer movimientos de estiramiento o contraindicados.
Acerque en la medida de lo posible, a su cuerpo los objetos cuando tenga que alzarlos.
Si duerme en posición lateral, procure adoptar una posición de flexión en la zona de las rodillas, para aliviar la presión a la que se expone la espalda.
Eodem modo typi, qui nunc nobis videntur parum clari, fiant sollemnes in futurum. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetuer adipiscing elit, sed diam nonummy nibh euismod tincidunt ut laoreet dolore magna aliquam erat volutpat. Ut wisi enim ad minim veniam, quis nostrud exerci tation ulla.
Se considera incontinencia urinaria a la pérdida involuntaria de orina. Ésta puede ser aguda, debido a la ingesta de drogas o fármacos, infecciones urinarias, inflamación de la uretra, etcétera, o crónica, en la que hay una patología que produce una incontinencia persistente en el tiempo.
La rizartrosis es una patología degenerativa de la articulación de la base del pulgar que sufren muchas personas y que dificulta la realización de actividades comunes de la vida diaria.