Tras estas fiestas, se acerca la época de largas jornadas de estudio y de trabajo en escritorio tras el descanso de las vacaciones. Mantener durante un tiempo prolongado posturas inadecuadas o acciones repetitivas sin variar nuestros movimientos puede repercutir en nuestro cuerpo causando molestias musculares. Tener en cuenta algunas recomendaciones sobre higiene postural pueden ayudar a prevenir estas molestias.
¿ Qué podemos hacer al respecto?
Comenzando por el transporte de mochilas o bolsos, se recomienda que la carga no supere el 10 % del peso corporal. En caso de usar carritos o bolsos con ruedas la recomendación es ir , además, alternando la mano con la que tiramos, ya que va a permitir el descanso de esta zona, y por lo tanto que suframos menos desgaste y fatiga en esa zona.
Una vez sentados en nuestro escritorio o zona de trabajo, lo recomendable es eliminar posturas incorrectas que no permitan mantener la espalda pegada al respaldo de la silla o que imposibiliten colocar los pies pegados totalmente al suelo. Si se usa un reposapiés, la recomendación es que sea regulable horizontalmente entre 0º y 15º .
En el caso de usar ordenador, la altura de la pantalla ha de situarse de forma que no sea necesario agachar la cabeza para visualizar el monitor, así como mantener el teclado en una posición amplia que permita flexionar los brazos durante su uso, con objeto de prevenir lesiones en la zona cervical, brazos y espalda en general. En determinados casos, el uso de ratón vertical es recomendable en personas con mayor vulnerabilidad de lesiones en las manos o que pasen largas jornadas continuadas haciendo uso de él.
Andar, y cambiar de postura cada 45 minutos así como realizar giros de la totalidad del cuerpo para alcanzar objetos que se encuentren más alejados en lugar de hacer giros parciales, ayudan a facilitar nuestro trabajo diario y a prevenir molestias musculares posteriores. Aprender y realizar ejercicios de estiramientos para las zonas musculares que más pueden verse perjudicadas por el mantenimiento de posturas prolongadas, así como la práctica de algún deporte o actividad física que permita fortalecer ciertos grupos musculares, pueden contribuir a disminuir la vulnerabilidad de estas áreas ante lesiones.