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10/May/2016

      Se trata de una enfermedad crónica, en la cual el sistema inmunológico de la persona actúa negativamente sobre tejidos y órganos produciendo diversidad de síntomas, siendo esta variedad de la sintomatología la que dificulta en muchas ocasiones el propio diagnóstico de la enfermedad.

      Uno de los aspectos que caracterizan a este padecimiento, es la mayor prevalencia entre mujeres, independientemente del rango de edad al que pertenezcan, ya que esta enfermedad no se encuentra vinculada a ninguna etapa vital concreta. En cualquiera de ellas, el lupus puede manifestarse en múltiples formas y zonas del cuerpo. Entre las más frecuentes nos encontramos alteraciones del sistema circulatorio y respiratorio ( como pericarditis y pleuritis), nefritis u otras alteraciones renales, descenso de los glóbulos blancos, anemia u otros desequilibrios hematológicos, fotosensibilidad, rigidez articular, cansancio, fiebre, cefaleas, convulsiones u otros síntomas neurológicos, erupciones cutáneas, artritis, vulnerabilidad ante infecciones, alopecia, alteraciones endocrinas o musculoesqueléticas diversas.

    La finalidad de la fisioterapia es posibilitar la mejora de la calidad de vida de las personas que padecen esta patología, especialmente durante los brotes, focalizando su intervención sobre el dolor, edema e inflamación que pueden aparecer durante los mismos y en la prevención de la complicación de éstos. Uno de los aspectos más relevantes que caracterizan a las sesiones de fisioterapia es la duración, ya que además de ajustarse a las características de salud que presente la persona como suele realizarse de forma generalizada, no han de ser excesivamente largas para evitar que se produzca sobrecarga articular. Entre los componentes de este tipo de sesiones es usual la presencia de cinesiterapia, y ejercicios para la mejora de la función respiratoria, sin embargo, dadas las posibles complicaciones circulatorias que pueden presentar algunas personas, se desaconseja el uso de termoterapia .

   Por otra parte, a pesar de que el cansancio o fatiga es uno de los síntomas más comunes entre las personas que poseen esta patología, la actividad física ajustada a las condiciones personales no se encuentra contraindicada, de hecho, la práctica de actividades aeróbicas de bajo impacto y rutinas diarias que conlleven hábitos cotidianos que impliquen un estilo activo pueden beneficiar e incrementar la calidad de vida de las personas que padecen lupus.

   Algunos de los beneficios que se derivan de la práctica de actividad física en estos casos es la prevención de osteoporosis, reducción del estrés, disminución de la rigidez articular, aumento del rango del movimiento o incremento de la fuerza entre otros. Es por ello que se considera clave el proceso de autoconocimiento que ha de llevar a cabo la persona sobre las manifestaciones que a nivel individualizado son más frecuentes previamente a un brote, para minimizar en la medida de lo posible el efecto de éste a través del ajuste farmacológico , fisioterapeútico y de actividad física complementaria.

 

 


06/May/2016

        Afortunadamente cada vez resulta más lejana la asociación entre el proceso natural de envejecimiento, esta etapa de la vida y el sedentarismo e inactividad. Una de las pruebas de que algo esta cambiando es el aumento de espacios urbanos habilitados para la realización de actividad física por parte de este colectivo en particular, y cualquiera que esté interesado en ello en general, ya que múltiples son los beneficios que pueden derivarse de su uso, como son:

-Fomentar la autonomía y funcionalidad personal al mejorar la fortaleza muscular y articular.

-Facilitar el mantenimiento del peso.

-Disminución del riesgo de presentar patologías estrechamente influidas por la inactividad( diabetes, hipertensión, …)

-Mayor estabilidad en la progresión de enfermedades degenerativas.

-Trabajar coordinación y destreza oculo-manual.

-Activación del sistema circulatorio, así como mejoras en el funcionamiento del sistema respiratorio.

-Efectos indirectos como son la disminución de la ansiedad, estrés o incremento de las interacciones sociales.

-Posibilidad de complementar con otras actividades físicas o deportivas.

¿ Sabes dónde dispones de este tipo de espacios en tu ciudad ?


04/May/2016

     Una de las razones que comúnmente llevan a acudir al fisioterapeuta a las personas que realizan con frecuencia algún tipo de práctica deportiva son las roturas fibrilares. A pesar de que puedan parecer de menor complejidad que otro tipo de molestias o lesiones, es importante tanto su correcto diagnóstico como tratamiento, ya que tanto el ritmo de recuperación como la reincorporación a la actividad deportiva y rutinas de la vida diaria van a depender en gran parte de los mismos.

      En primer lugar, es elemental realizar un correcto diagnóstico diferencial, desechando la posibilidad de que se trate de una molestia menor como una distensión o una contractura muscular. Para ello, además de la observación, entrevista diagnóstica y exploración se suele emplear también una ecografía. Por lo general, la rotura fibrilar cursa con dolor focalizado, aunque dependiendo del grado con el que se presente ésta, pueden también aparecer un hematoma producto de una hemorragia interna e incluso mareo o sudor frío.

       Las roturas fibrilares pueden presentarse en cualquier zona muscular, pero se dan con mayor frecuencia en aquellas áreas relacionadas con una mayor actividad durante la práctica deportiva. Normalmente suelen aparecer porque esa zona se encontraba más vulnerable debido a otra lesión previa, como resultado de una carga en exceso, estiramientos bruscos, fatiga excesiva, golpes o incluso caídas.

       La duración del proceso de rehabilitación es variable, ya que inciden diversos factores en él ( edad, peso, seguimiento de recomendaciones, tamaño de la rotura…) pero en líneas generales el proceso de recuperación dura entre 8-10 días cuando se trata de una rotura de grado 1, de 3 a 4 semanas cuando es moderada ( grado 2) y de 1-3 meses cuando es grave o denominada grado 3.

       Entre las medidas que se suelen incluir en los programas de rehabilitación de este tipo de lesión encontramos la aplicación de frío, reposo, masaje drenante, movilización pasiva suave, vendaje, estiramientos de diferente intensidad o ejercicios de readaptación de carga, cuya aplicación irán variando a medida que va evolucionando la recuperación, y siempre ajustándose a las características propias que presenta la persona.

      Cualquier persona, haya presentado en alguna ocasión o no una rotura fibrilar, está expuesta a la posibilidad de ello, es por eso por lo que se recomienda a modo de prevención que se realicen ejercicios de estiramiento y calentamiento previos y posteriores a la exposición de un esfuerzo o actividad física considerables.

 

 

 

 


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03/May/2016

             En el ámbito de la salud, se podría decir que la variedad y cantidad de manuales diagnósticos, tratamientos y recomendaciones sobre alternativas para alcanzar una vida más saludable rozan casi la infinidad, pero sin embargo, a pesar de ello a veces los elementos que se pretenden emplear terminan cayendo en la generalidad y olvidando que no existe una única respuesta o solución que pueda venir bien a todos.

              Incluso, aquello que en un momento pudo ser de utilidad para mejorar el estado de salud de una persona, puede que no le funcione en otro momento dadas las circunstancias biológicas o personales, es por ello que es esencial ajustar las alternativas y abordaje de las molestias a la edad, peso, área lesionada, disposición/ actitud ante la rehabilitación, funcionalidad… que posea la persona y no sólo a la patología que pudiera presentarse. Para que en definitiva, aunque el destino que se desea alcanzar sea el mismo, cada persona requiere de tomar su propio camino, y lo más importante , de aprender a conocer cual es su propio ritmo y limitaciones.


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29/Abr/2016

       Con frecuencia, ante lesiones como las fracturas o luxaciones, se da la prescripción de prolongados periodos de inmovilización, que aunque por una parte son necesarios para la recuperación de la mencionada lesión, por otra, sin las recomendaciones fisioterapeúticas específicas, pueden repercutir negativamente sobre otros aspectos de la salud relacionados con el área dañada, traduciéndose en un mayor tiempo de convalecencia, además de un incremento de la pérdida temporal de la funcionalidad y autonomía personales. Es por ello que se recomienda pedir asesoramiento al profesional de la fisioterapia para prevenir o minimizar ciertos cambios en el tejido conjuntivo, fruto de la inmovilización, y de este modo facilitar el proceso de recuperación y reincorporación a las actividades de la vida diaria.

     Entre algunos de los cambios que se producen en el tejido conjuntivo ( los cuales suponen el sostén e integración del organismo) como consecuencia de la inmovilización son :

   -Reduccción de la fuerza en los ligamentos, tendones y músculos.

   -Debilitamiento de las uniones entre músculos y ligamentos

   -Reducción del líquido sinovial

   -Desgaste de los cartílagos.

   -Pérdida de Propiocepción.

   -Desorganización de las fibras

  -Acumulación de tejido adiposo fibroso hacia el espacio articular

    Las modificaciones o complicaciones pueden surgir a nivel local, regional o general, y dependiendo de las condiciones de salud pueden darse pérdidas de tono muscular y masa ósea considerables asociadas a la situación . En función de la periodicidad de la inmovilización, el estado general que presente la persona y la presencia de posibles patologías inherentes al motivo de la inmovilización, las recomendaciones fisioterapeúticas han de personalizarse.    Aunque puedan presentar elementos comunes entre ellas, como la realización de ejercicios isométricos, estimulación eléctrica, ejercicios dinámicos, estiramientos, entrenamiento postural… han de ser supervisadas y reajustadas de forma continuada por un fisioterapeuta en función de la evolución, ya que incluso tratándose de la misma persona, las consecuencias de distintas inmovilizaciones pueden variar en función del momento vital, contexto y estado de salud general que se posea.

 

 


27/Abr/2016

    Hoy Día 27 de Abril se celebra el Día Nacional de la Fibrosis Quística. A menudo el nombre de esta patología resulta familiar, sin embargo suele ser más desconocida la influencia que las sesiones y pautas de fisioterapia respiratoria pueden generar en la persona que la presenta, incidiendo considerablemente en las condiciones físicas y ritmo de actividad diaria. En la jornada de hoy nos sumamos a la causa, para que la unión entre fisioterapia y fibrosis quística sirva para transformar una etiqueta  en  calidad de vida.


20/Abr/2016

  Aunque el tecnicismo pueda no resultar familiar, en el día a día nos cruzamos constantemente con ella ya que su presencia entre la población es bastante común. Recientemente se ha publicado que en torno al 20 % de los europeos con edades superiores a los 65 años la presentan, pero ¿ En qué consiste la sarcopenia ?

  Asociada mayoritariamente al envejecimiento, también puede aparecer en edades algo más tempranas. Los principales signos de este síndrome geriátrico son la pérdida de masa muscular y fuerza como resultado del paso del tiempo o debido al sedentarismo entre otras causas. Algunos de las señales de alarma que podemos encontrarnos que pueden avisarnos sobre la misma son la aparición de fatiga, disminución de la velocidad al caminar, reducción de la fuerza de presión medida o la pérdida de más de 4,5 kilos de peso en un año sin ninguna causa concreta. En líneas generales, podemos distinguir entre Sarcopenia primaria ( si el origen de la misma yace en el proceso de envejecimiento en sí) o secundaria ( si es derivada de la presencia de otras patologías, desajustes nutricionales o decremento de la actividad física). La principal diferencia entre ambas es a nivel de denominación y etiología, ya que ambos tipos pueden abordarse desde la fisioterapia para mejorar la calidad de vida personal.

  A pesar de que el envejecimiento es un proceso vital inevitable y estrechamente vinculado a este síndrome geriátrico , existe una diversidad de factores que pueden verse implicados en la aparición de la sarcopenia ( genética, factores neurológicos, musculares, hormonales, estilos de vida o incluso nutricionales). Sobre algunos de los cuales es posible actuar con medidas preventivas o a través de tratamiento, es por ello que a través de indicaciones y ejercicios recomendados por profesionales de la fisioterapia el riesgo de fracturas, caídas y pérdida de la capacidad funcional derivados de la presencia de sarcopenia pueden verse considerablemente reducido, lo cual se traduce en una mayor autonomía y calidad vital.

  Entre las características básicas de este tipo de intervenciones fisioterapeúticas se encuentra una duración que no exceda los 45 minutos y se realice entre 2-3 veces semanales, además de ajustarse al estado físico y cognitivo que presenta la persona, e incluir tanto ejercicios de fuerza como de flexibilidad, equilibrio y coordinación así como indicaciones de higiene postural para la realización de los mismos, incrementando progresivamente la dificultad e incluyendo fases de calentamiento y estiramiento.

  A simple vista, este tipo de sesiones pueden parecer actividad física convencional, pero necesitan ser supervisadas y asesoradas por profesionales de la fisioterapia tanto para la obtención de beneficios a nivel corporal como para evitar posibles molestias físicas posteriores.  


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Centro de Fisioterapia y Rehabilitación, ubicado en el centro de Sevilla, especializado en el tratamiento individual a través de la terapia manual

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